Nº:50 - Manifiesto por la Justicia Fiscal Global
MANIFIESTO POR LA JUSTICIA FISCAL GLOBAL
Nuestra realidad cotidiana está marcada, cada vez más, por situaciones de inseguridad, precariedad o pérdida de derechos básicos. Una parte importante de la población, especialmente los jóvenes, tiene dificultad para acceder a una vivienda o a un trabajo, y después para conservarlos. Hace años que viene disminuyendo el poder adquisitivo real de los salarios, con lo que crecen las dificultades para que nuestros ingresos lleguen a final de mes. Los jóvenes tienen cada vez más problemas para trazar su proyecto de vida. Servicios públicos esenciales, como la sanidad o la educación, se van deteriorando y paulatinamente privatizando, mezclando recursos públicos con negocios privados, y mientras son notorias las listas y plazos de espera para intervenciones quirúrgicas o visitas a especialistas. Se cuestionan, interesadamente, los sistemas públicos de pensiones basados en procesos de solidaridad intergeneracional y se sustituyen por sistemas privados solo al alcance de quienes pueden pagárselos. Crece la desigualdad económica incluso en los países más desarrollados.
A la inmigración forzosa procedente de un Sur cada vez más empobrecido y sin perspectivas de un futuro mejor, se le responde desde los países ricos del Norte con muros y represión, induciendo en la ciudadanía sentimientos de miedo e inseguridad, caldo cultivo de todas las formas de intolerancia, xenofobia y racismo.
Aumenta el deterioro del medio ambiente en el Planeta como consecuencia de un modelo de desarrollo depredador e insostenible, arrastrado por una ingente espiral de especulación financiera. Predicciones de crisis ecológicas producidas por el cambio climático, hasta hace poco rechazadas por increíbles, hoy son aceptadas por la comunidad científica y los gobiernos como probables si no se cambian los sistemas productivos, lo que cuestiona nuestras formas de vida y de consumo y el de las futuras generaciones.
Todo esto sucede mientras la riqueza se concentra en muy pocas manos: La banca internacional, las grandes empresas y las corporaciones transnacionales amasan sustanciosos beneficios que aumentan año tras año. Crece la delincuencia internacional ligada al tráfico de drogas, a la venta de armas y a las redes de tráfico sexual. Se instalan el fundamentalismo y el terrorismo en el panorama político internacional como respuesta ante el fundamentalismo invasor, bélico y económico, de EE.UU y de otras autodenominadas democracias occidentales. Asimismo, la corrupción política y económica llega a todas las esferas del poder político poniendo en grave riesgo la adhesión democrática de amplias capas de la ciudadanía.
Para ATTAC, lo anterior es fruto en gran medida de una escalada de explotación y violencia económica contra la ciudadanía, desatada por aquellos grupos depredadores que representan el auténtico poder en el mundo: el Poder del Dinero. Ellos han conseguido que todo se convierta en mercancía y que las reglas económicas y comerciales se adapten a la medida de su ambición. Cada año los muy ricos son más ricos y los pobres más pobres. Esta ingente acumulación de riqueza que exige a su vez, año tras año, más beneficios, incrementa hasta cuotas inimaginables la especulación financiera, también la especulación inmobiliaria que estamos viviendo, la cual conforma esa enorme burbuja cuyo estallido podría tener efectos tremendamente negativos para la economía real, para las pequeñas y medianas empresas; para los pequeños ahorradores y en general para todos aquellos que no tenemos mas medios de subsistencia que nuestro propio trabajo.
La prensa informa de cómo se especula comprando y recalificando terrenos, así como de las formas en que se lava el dinero sucio, en gran parte procedente del narcotráfico; a través de la adquisición de fincas en complicidad con despachos de abogados o notarios corruptos y mediante operaciones en “Paraísos Fiscales”. También de cómo se instala la corrupción en los poderes públicos, lo cual conlleva la destrucción de las costas y de zonas naturales protegidas, y a que se construya irracionalmente sin tener previstas las infraestructuras necesarias. Sin embargo, no se suele informar ni es tan conocido cómo actúa la gran especulación, la especulación financiera internacional, que es capaz de mover en la actualidad “dinero caliente” por un monto 60 veces superior a los intercambios mundiales de bienes y de servicios. Este es el verdadero poder en el mundo, la gran cantidad de dinero financiero que atesoran los grandes especuladores. De este modo, instituciones financieras, bancos y gestoras de fondos, basan una parte cada vez más importante de su actividad en operaciones especulativas que buscan el beneficio inmediato con los cambios de divisas y con la puesta en circulación de sofisticados productos financieros. También es conocido cómo las grandes empresas a pesar de declarar colosales beneficios, despiden trabajadores, externalizan producción y/o servicios y se deslocalizan en busca de salarios más bajos para seguir incrementando sus beneficios, que en muchas ocasiones ya no reinvierten en mejoras productivas en la propia compañía, sino en los circuitos de la especulación financiera internacional.
Para ocultar esas grandes fortunas y no pagar impuestos, las entidades financieras y empresas multinacionales han conseguido imponer, con la complicidad de los gobiernos, la máxima opacidad y secretismo, rechazando la transparencia en la circulación de capitales y haciendo que sus operaciones queden al margen del necesario control. Con este fin ocultador los poderes del dinero utilizan los llamados “Paraísos Fiscales” en los que, por tratarse de pequeños territorios soberanos o con autonomía fiscal respecto del Estado del que dependen, no tienen jurisdicción las inspecciones fiscales de otros países y los capitales extranjeros no pagan impuestos ni se ejerce control sobre ellos. Allí va a parar el dinero procedente de la evasión y el fraude fiscal, así como el de la delincuencia financiera, de la corrupción económica y política y de las redes mundiales del terrorismo y del crimen organizado. También allí tienen sucursales la mayoría de bancos y entidades financieras para aprovecharse de esa opacidad y facilitar las maniobras propias y las de sus grandes clientes en la especulación y la defraudación de impuestos, práctica esta habitual de las compañías transnacionales que utilizan sus propias sucursales en “Paraísos Fiscales” para eludir el pago de impuestos en sus países de origen. Allí anidan y operan, asimismo, grandes aseguradoras y fondos de pensiones que especulan con los ahorros de la gente. Estas prácticas defraudadoras que se realizan en estos “Paraísos Fiscales” hacen que las haciendas públicas de todos los países se vean desposeídas de unos ingresos necesarios con los que costear los servicios sociales esenciales para el bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas. Esta es la forma en que el poder económico actúa en el mundo entero, globalmente, a través de la especulación y ocultación financiera como eje central de su poder, Poder del Dinero.
Por ello ATTAC, que tiene como objetivo el control democrático de los mercados financieros y de sus instituciones, denuncia ante la ciudadanía esta situación que es desde todo punto de vista insostenible y que hace imposible el desarrollo de una auténtica democracia, ya que la ciudadanía, así como los Estados y sus gobiernos, están sometidos al poder y dominio de esta aristocracia mundial del dinero.
ATTAC MANIFIESTA su desacuerdo y rechazo de este estado de cosas y hace un llamamiento a los ciudadanos para que se movilicen en pro de una Campaña por una Justicia Fiscal Global. Para ello, es fundamental e inaplazable presionar a los gobiernos a fin de:
- Que se acentúe la progresividad de las cargas fiscales y conseguir que recaigan especialmente sobre los más ricos, las grandes empresas y las corporaciones transnacionales, es decir, sobre los que más tienen y no sobre los más desfavorecidos.
- Que los gobiernos, empezando por los europeos, promuevan una armonización justa de los sistemas fiscales nacionales, que evite la competencia fiscal nociva entre estados causante del progresivo déficit fiscal y en el que todos pierden.
- Que los estados controlen los flujos de capital especulativos y se establezcan impuestos globales -tipo Tasa –Tobin, cuya recaudación sirva para que la comunidad internacional pueda financiar un Fondo de Solidaridad. Dicho Fondo estaría destinado a combatir las consecuencias más perversas de la globalización - hambre y pandemias- así como a incrementar la ayuda al desarrollo y promover y resguardar los bienes públicos mundiales.
- Que se persiga y penalice la delincuencia financiera en todas sus formas, dotando de los medios necesarios a la inspección fiscal. Y que se cree un cuerpo jurídico y autoridad fiscal europea.
- Que se avance en la abolición de los paraísos fiscales. En este sentido pedimos al gobierno español que no reconozca jurídicamente a las sucursales y empresas creadas en dichos “paraísos”.
- Que se comiencen a aplicar impuestos globales ecológicos, tales como los impuestos sobre las emisiones de carbono y sobre el transporte internacional, para contribuir a frenar el cambio climático y promover la sostenibilidad ambiental y la defensa de la biodiversidad.
ATTAC- Catalunya
Nuestra realidad cotidiana está marcada, cada vez más, por situaciones de inseguridad, precariedad o pérdida de derechos básicos. Una parte importante de la población, especialmente los jóvenes, tiene dificultad para acceder a una vivienda o a un trabajo, y después para conservarlos. Hace años que viene disminuyendo el poder adquisitivo real de los salarios, con lo que crecen las dificultades para que nuestros ingresos lleguen a final de mes. Los jóvenes tienen cada vez más problemas para trazar su proyecto de vida. Servicios públicos esenciales, como la sanidad o la educación, se van deteriorando y paulatinamente privatizando, mezclando recursos públicos con negocios privados, y mientras son notorias las listas y plazos de espera para intervenciones quirúrgicas o visitas a especialistas. Se cuestionan, interesadamente, los sistemas públicos de pensiones basados en procesos de solidaridad intergeneracional y se sustituyen por sistemas privados solo al alcance de quienes pueden pagárselos. Crece la desigualdad económica incluso en los países más desarrollados.
A la inmigración forzosa procedente de un Sur cada vez más empobrecido y sin perspectivas de un futuro mejor, se le responde desde los países ricos del Norte con muros y represión, induciendo en la ciudadanía sentimientos de miedo e inseguridad, caldo cultivo de todas las formas de intolerancia, xenofobia y racismo.
Aumenta el deterioro del medio ambiente en el Planeta como consecuencia de un modelo de desarrollo depredador e insostenible, arrastrado por una ingente espiral de especulación financiera. Predicciones de crisis ecológicas producidas por el cambio climático, hasta hace poco rechazadas por increíbles, hoy son aceptadas por la comunidad científica y los gobiernos como probables si no se cambian los sistemas productivos, lo que cuestiona nuestras formas de vida y de consumo y el de las futuras generaciones.
Todo esto sucede mientras la riqueza se concentra en muy pocas manos: La banca internacional, las grandes empresas y las corporaciones transnacionales amasan sustanciosos beneficios que aumentan año tras año. Crece la delincuencia internacional ligada al tráfico de drogas, a la venta de armas y a las redes de tráfico sexual. Se instalan el fundamentalismo y el terrorismo en el panorama político internacional como respuesta ante el fundamentalismo invasor, bélico y económico, de EE.UU y de otras autodenominadas democracias occidentales. Asimismo, la corrupción política y económica llega a todas las esferas del poder político poniendo en grave riesgo la adhesión democrática de amplias capas de la ciudadanía.
Para ATTAC, lo anterior es fruto en gran medida de una escalada de explotación y violencia económica contra la ciudadanía, desatada por aquellos grupos depredadores que representan el auténtico poder en el mundo: el Poder del Dinero. Ellos han conseguido que todo se convierta en mercancía y que las reglas económicas y comerciales se adapten a la medida de su ambición. Cada año los muy ricos son más ricos y los pobres más pobres. Esta ingente acumulación de riqueza que exige a su vez, año tras año, más beneficios, incrementa hasta cuotas inimaginables la especulación financiera, también la especulación inmobiliaria que estamos viviendo, la cual conforma esa enorme burbuja cuyo estallido podría tener efectos tremendamente negativos para la economía real, para las pequeñas y medianas empresas; para los pequeños ahorradores y en general para todos aquellos que no tenemos mas medios de subsistencia que nuestro propio trabajo.
La prensa informa de cómo se especula comprando y recalificando terrenos, así como de las formas en que se lava el dinero sucio, en gran parte procedente del narcotráfico; a través de la adquisición de fincas en complicidad con despachos de abogados o notarios corruptos y mediante operaciones en “Paraísos Fiscales”. También de cómo se instala la corrupción en los poderes públicos, lo cual conlleva la destrucción de las costas y de zonas naturales protegidas, y a que se construya irracionalmente sin tener previstas las infraestructuras necesarias. Sin embargo, no se suele informar ni es tan conocido cómo actúa la gran especulación, la especulación financiera internacional, que es capaz de mover en la actualidad “dinero caliente” por un monto 60 veces superior a los intercambios mundiales de bienes y de servicios. Este es el verdadero poder en el mundo, la gran cantidad de dinero financiero que atesoran los grandes especuladores. De este modo, instituciones financieras, bancos y gestoras de fondos, basan una parte cada vez más importante de su actividad en operaciones especulativas que buscan el beneficio inmediato con los cambios de divisas y con la puesta en circulación de sofisticados productos financieros. También es conocido cómo las grandes empresas a pesar de declarar colosales beneficios, despiden trabajadores, externalizan producción y/o servicios y se deslocalizan en busca de salarios más bajos para seguir incrementando sus beneficios, que en muchas ocasiones ya no reinvierten en mejoras productivas en la propia compañía, sino en los circuitos de la especulación financiera internacional.
Para ocultar esas grandes fortunas y no pagar impuestos, las entidades financieras y empresas multinacionales han conseguido imponer, con la complicidad de los gobiernos, la máxima opacidad y secretismo, rechazando la transparencia en la circulación de capitales y haciendo que sus operaciones queden al margen del necesario control. Con este fin ocultador los poderes del dinero utilizan los llamados “Paraísos Fiscales” en los que, por tratarse de pequeños territorios soberanos o con autonomía fiscal respecto del Estado del que dependen, no tienen jurisdicción las inspecciones fiscales de otros países y los capitales extranjeros no pagan impuestos ni se ejerce control sobre ellos. Allí va a parar el dinero procedente de la evasión y el fraude fiscal, así como el de la delincuencia financiera, de la corrupción económica y política y de las redes mundiales del terrorismo y del crimen organizado. También allí tienen sucursales la mayoría de bancos y entidades financieras para aprovecharse de esa opacidad y facilitar las maniobras propias y las de sus grandes clientes en la especulación y la defraudación de impuestos, práctica esta habitual de las compañías transnacionales que utilizan sus propias sucursales en “Paraísos Fiscales” para eludir el pago de impuestos en sus países de origen. Allí anidan y operan, asimismo, grandes aseguradoras y fondos de pensiones que especulan con los ahorros de la gente. Estas prácticas defraudadoras que se realizan en estos “Paraísos Fiscales” hacen que las haciendas públicas de todos los países se vean desposeídas de unos ingresos necesarios con los que costear los servicios sociales esenciales para el bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas. Esta es la forma en que el poder económico actúa en el mundo entero, globalmente, a través de la especulación y ocultación financiera como eje central de su poder, Poder del Dinero.
Por ello ATTAC, que tiene como objetivo el control democrático de los mercados financieros y de sus instituciones, denuncia ante la ciudadanía esta situación que es desde todo punto de vista insostenible y que hace imposible el desarrollo de una auténtica democracia, ya que la ciudadanía, así como los Estados y sus gobiernos, están sometidos al poder y dominio de esta aristocracia mundial del dinero.
ATTAC MANIFIESTA su desacuerdo y rechazo de este estado de cosas y hace un llamamiento a los ciudadanos para que se movilicen en pro de una Campaña por una Justicia Fiscal Global. Para ello, es fundamental e inaplazable presionar a los gobiernos a fin de:
- Que se acentúe la progresividad de las cargas fiscales y conseguir que recaigan especialmente sobre los más ricos, las grandes empresas y las corporaciones transnacionales, es decir, sobre los que más tienen y no sobre los más desfavorecidos.
- Que los gobiernos, empezando por los europeos, promuevan una armonización justa de los sistemas fiscales nacionales, que evite la competencia fiscal nociva entre estados causante del progresivo déficit fiscal y en el que todos pierden.
- Que los estados controlen los flujos de capital especulativos y se establezcan impuestos globales -tipo Tasa –Tobin, cuya recaudación sirva para que la comunidad internacional pueda financiar un Fondo de Solidaridad. Dicho Fondo estaría destinado a combatir las consecuencias más perversas de la globalización - hambre y pandemias- así como a incrementar la ayuda al desarrollo y promover y resguardar los bienes públicos mundiales.
- Que se persiga y penalice la delincuencia financiera en todas sus formas, dotando de los medios necesarios a la inspección fiscal. Y que se cree un cuerpo jurídico y autoridad fiscal europea.
- Que se avance en la abolición de los paraísos fiscales. En este sentido pedimos al gobierno español que no reconozca jurídicamente a las sucursales y empresas creadas en dichos “paraísos”.
- Que se comiencen a aplicar impuestos globales ecológicos, tales como los impuestos sobre las emisiones de carbono y sobre el transporte internacional, para contribuir a frenar el cambio climático y promover la sostenibilidad ambiental y la defensa de la biodiversidad.
ATTAC- Catalunya
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