jueves, julio 26, 2007

Nº:81 - Entrevista a Hervé Kempf

"La crisis ecológica es la expresión de un sistema económico que promueve el derroche y tiende a mantener los privilegios”

Entrevista a Hervé Kempf

La crisis ecológica es la expresión de un sistema económico que promueve el derroche y tiende a mantener los privilegios y los intereses de la oligarquía actualmente dominante. Esta última es a la vez la más rica de la historia reciente y la más irresponsable: consume en exceso y no se preocupa verdaderamente de la situación, cuya gravedad subestima. Mi análisis se fundamenta sobre un trabajo de fines del siglo XIX, del economista Thorstein Veblen. Vebel explicaba que el consumo una vez satisfechas las necesidades básicas trata de de mostrar prestigio, de manifestar un status superior con relación a los demás congéneres, de generar diferencias
Lo que regularmente sucede entre las personas sucede también entre las clases y todo grupo social tiende a imitar las costumbres del grupo ubicado en un nivel superior al suyo en el escala social. La clase más rica establece así las normas del “saber vivir” Cuando define la lapidación como norma presenta un modelo destructor que toda la sociedad trata de imitar. Mayores desigualdades significa asi una clase de hiperricos que instala un modelo de hiperderroche . Todos estamos en esa situación
¡De qué manera la evolución de nuestro ambiente tiene impacto en las desigualdades? Simétricamente , la degradación de la biosfera generada por este modelo se traduce en consecuencias que pesan en primer lugar sobre los más pobres, en todas las sociedades, que se nutren de alimentos industrializados que son los más nefastos y que sumen en primer término las contaminaciones urbanas. Inversamente los ricos pueden protegerse del deterioro provocado en el ambiente, aislandose de la sociedad en barrios o en residencias protegidas y climatizada, alimentandose con productos de calidad y asegurandose la pureza del agua. La calidad ambiental del medio de vida es cada vez más un reflejo de la desigualdad , que no se mide solamente midiendo los ingresos y el patrimonio , pero que se observa claramente en las formas de vida.

¿ Como es posible seguir siendo optimista? ¿Qué contrapoderes existen o pueden surgir?.

Ciertamente es posible seguir siendo optimista. En primer lugar porque comenzamos a tener un diagnóstico claro de la situación, por la neta articulación entre la cuestión social y la ecológica. Su disociación producía discapacidades en el movimiento social al disociarlas.
Actualmente podrán unirse en una comprehensión común de los dos aspectos de la cirsis global de nuestra época. Y de inmediato porque este análisis orienta una política. La crisis ecológica deriva de una muy fuerte presión sobre el consumo material y hacerlo con justicia con relaci{on a los más pobres; consumir menos para repartir mejor Las clases medias no lo aceptaran si no se desintegra el modelo presentado por la oligarquía y si la oligarquía ve decrecer bastante su propio consumo.
Esto permitirá también una transferencia de recursos hacia usos sociales y ecológicos y una real disminución de las desigualdades. Pero en realidad nad de esto podrá hacerse si la izquierda no cambia y apoya los movimientos ecológicos y la altermundializacion que han permitido elaborar esta crítica nueva pero también religándose con las clases populares.
Esto supone una “modernización” no una adaptación al modelo neoliberal sino la reubicación de la cuestión social en el centro de las preocupaciones y de modo indisociable la crisis ecológica. Si no logramos este renacimiento de la izquierda, si sus aparatos institucionales se dejan engullir por la aceptación de los marcos planteados por el capitalismo, entonces sí deberemos ser pesimistas.