miércoles, agosto 15, 2007

Nº:84 - ¿Globalización polarizada o sociedad humanizada?

¿Globalización polarizada o sociedad humanizada?
Jose Vidal-Beneyto (*)

En un debate en Ciencia Social es importante señalar el locus de la enunciación, esto es, el lugar ideológico desde dónde se habla. Yo me englobaría en un colectivo simbólico que denominaríamos progresismo, que tendría dos características fundamentales: la constatación de que las cosas en nuestro mundo no van bien y, en segundo lugar, la seguridad de que éstas pueden mejorar y que, precisamente, queremos que así sea. Los grandes árboles axiológicos de este colectivo serían la Justicia Social y la libertad con igualdad.
Si tuviéramos que responder ahora mismo a la pregunta que encabeza esta conferencia, la respuesta no puede ser más contundente: En absoluto. Debemos entender, de hecho, que la globalización neoliberal es un resultado, no una fatalidad.
Hay dos determinaciones técnicas que caracterizan este proceso actual: las informáticas y las comunicacionales, ninguna de las cuales cierran un conjunto intelectivo coherente, sino que dependen de una voluntad político-económica.
También encontramos tres grandes contradicciones en esta época actual. La primera es la naturalización de la guerra. De hecho, basta con comprobar que el concepto conflicto ha desaparecido de la literatura sociológica. La segunda es el aumento casi incontrolado de la riqueza (en términos economicistas), que es coetáneo con un empobrecimiento de las variables humanas. Y la tercera es la homogeneización de valores, comportamientos y prácticas simultáneas con la reivindicación de la diversidad.
Hay que diferenciar los conceptos de mundialización y globalización, entendiendo que el primero está caracterizado por la discontinuidad y la multiplicidad temática de los ámbitos a los que se aplica, mientras que el segundo es un proceso continuo y fundamentalmente centrado en el ámbito financiero. Coincido con Amartya Sen en el tratamiento matriz que se le da a la economía sobre el mundo, pues es evidente que no se puede hacer nada importante sin conocimientos económicos, y con los análisis de Stiglitz después de su salida del BM y del FMI, puesto que la realidad social se debe pensar desde la economía.
Hay un hecho actual tristísimo: la izquierda radical no tiene en cuenta a la economía. Y además es urgentísimo repensar el actor histórico, algo que ya están haciendo algunos pensadores de izquierdas con los conceptos de “pueblo”, “multitud”, “demanda”, etc. Hay que buscar la conceptualización del sujeto histórico, y es completamente imposible resucitar al proletariado. Hoy estamos en un grave corte epistemológico, y existe un trabajo teórico imperativo en este sentido.
Es evidente que estamos en una realidad en la que bienes y servicios han sido devorados por sus expresiones numéricas con la economía financiera y ayudada por la economía inmaterial.
Hay que tener en cuenta también que la realidad mediática no presenta la realidad en sí misma, sino que la produce. Y sin poder social no se puede hacer nada. Por esto mismo en la teoría hay que ser radicales, pero en la acción (sin poder) hay que “tragar”.
Hay que cargarse la categoría de “gobernanza”, que es estrictamente económica, promocionada por el BM y el FMI y que espera que se produzca convergencia a través de la mano invisible. Pura utopía.
Para mi no puede existir un estado mundial en el próximo siglo. Sin embargo, hay que lanzar el término de gobernación global, y aunque tiene que haber alguien que mande, no nos podemos apoyar en las estructuras de gobierno actuales. Yo para esto veo dos vías:
La primera, una macrointegración política regional por grandes áreas transversales. El caso evidente es el de América Latina: es necesario que se integre para hacer frente a las continuas adversidades globales en las que se encuentra. Hay que crear los cimientos de un senado democrático de áreas. Estamos viendo, no obstante, las tremendas dificultades que existen para esta tarea. No sabemos cómo hacerlo.
La segunda, un progreso sostenible realizado sectorialmente por áreas. Un ejemplo sería la necesaria integración energética en América Latina. Es una tarea dificilísima. Habría que convencer a los poderes políticos de América Latina para que se asociaran con las grandes empresas energéticas. Sin embargo, Evo Morales lo ha intentado recientemente y se ha demostrado que los cerrados son los empresarios.
Tenemos que imaginar también la integración política y socioeconómica de las fuerzas sindicales, fundamentales para el avance social en esta época. Cierto es que resulta hartamente complicado, pero igualmente cierto es afirmar que todo lo importante es difícil.
Yo desde aquí os invito a asociaros a estas luchas, ilusiones, esperanzas, reflexiones


(*) Trascripcion realizada por Alberto Garzon sobre una ponencia del autor el 30 Julio 2007 es San Lorenzo de El Escorial dentro de los cursos de verano de la UCM.